El monte arrullador
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Dicen los viejos que la maldición de unos es la bendición de otros. En el caso del caserío de Cantarrana la fortuna fue de pocos y la desgracia de bastantes. Cuentan los que saben que allá en los montes susurrantes se esconden historias extraordinarias. El caserío de Casas Viejas es ejemplo.
Mosquera R., J. L. (2018). El monte arrullador. Poligramas, (46), 131–140. https://doi.org/10.25100/poligramas.v0i46.7013